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May 15, 2023
Estudiantes universitarias “caminando por la calle”
Luciana, 20 años, futura periodista. Gana 10.000.000 al mes, que se los gasta en pagar la matrícula universitaria, la educación de su hermano menor y los gastos familiares. Su padre, que está desempleado, cree que es azafata de eventos especiales.
Realiza un curso de Teoría de la Comunicación en la Universidad ICESI de Cali. Los alumnos salen del aula. Luciana enciende el teléfono. Tiene 15 llamadas perdidas. Todo de clientes. Morena,170 cm, ojos verdes, labios rojo oscuro, piel suave, piernas torneadas y jeanes ajustados con un roto en la rodilla. La coquetería natural de Luciana la convierte en una hermosa mujer deseada por muchos, pero solo por aquellos que pueden pagar, eso sí, con buen dinero, una apasionada cita secreta. Luciana es prostituta, pero también es estudiante de tercer año de comunicación audiovisual en la Facultad de Ciencias de la Información. La extraña ecuación crece por la crisis económica que ha dejado la pandemia, y muchas mujeres se han visto obligadas a ganarse la vida a expensas de sus cuerpos es un trabajo del que es difícil deshacerse.
Solo en el último año, el negocio más antiguo del mundo ha crecido un 30%. Así lo confirman estudios recientes realizados por asociaciones como Médicos del Mundo y Aprosex (Asociación de Especialistas en Sexo). Pero lo más alarmante son los indicios de un aumento de la prostitución entre los jóvenes universitarios que tienen que recurrir a la prostitución para pagar sus estudios. y algo más...
Todavía no tiene 20 años y Luciana ya conoce los problemas de la vida. A principios de año, a su madre le diagnosticaron cáncer. Cuando quiso volver a trabajar como auxiliar contable para reconstruir su vida, su padre fue despedido con una indemnización baja porque se ausentó para cuidar de su señora y debía los honorarios de una clínica privada por el tratamiento de su esposa. Además, el apartamento en el que vive con Luciana y su hermano en el sur de la ciudad tiene hipoteca. La matrícula universitaria ha aumentado, de un pago de 10.000.000´pesos por semestre, se ha pasado a unos 14.000.000 de pesos aproximadamente. “Lamentablemente ha subido tanto el tipo de interés, ahora tengo que transferir 3.000.000 de pesos, que no tengo. Tendré que hacer muchos servicios estas semanas”, dijo Luciana, quien recuerda cómo se metió en la prostitución. "Hace un año, estaba en una discoteca con unos amigos, de repente, un mesero se me acerco y me dijo que había una persona interesada en hablar conmigo a lo cual accedí, el hombre de unos 45 años bien vestido se me acercó y después de los saludos respectivos fue muy sincero y me ofreció $2.000.000 por dormir con él. En ese momento, todo en lo que podía pensar era en mi padre y mi hermano; pensé y me dije que más da, acepte el dinero. Inicialmente vi dinero fácil y rápido para poder llevar comida a casa. Así empezó todo".
Desde entonces, ha estado trabajando como prepago tres o cuatro veces por semana y los fines de semana se pone mejor. Cobra $300.000 pesos la hora. Recibe alrededor de $12.000.0000 de pesos al mes para pagar la universidad, el colegio de su hermano, las necesidades de su padre, la hipoteca y las facturas del hogar. “Le he dicho a mi familia que gano dinero modelando y ganando dinero con agencias de modelos, eventos y clubes nocturnos, y ustedes saben que en eso se gana mucho dinero”, aclaró.
Luciana ha colgado en varios portales de internet especializado en citas el siguiente aviso: “universitaria de 20 años, me gusta el sexo, lo hago muy romántico, sexy y divertido...".
La chica está buscando las frases más pegadizas que se le ocurran para atraer clientes, su clientela es de hombres de elite de la ciudad “Los prefiero porque la mayoría de los clientes que llaman son empresarios adinerados. Suelen estar casados y con hijos. Quieren ser discretos, son educados y la mayoría han sido respetuosos conmigo”, comentó con naturalidad. Luciana no está sola, en Cali, la prostitución aumentó un 15%. “En el último año hemos recibido muchas llamadas de universitarios en busca de consejo. Las cosas han cambiado. Hace años, los estudiantes se dedicaban a la prostitución para comprar artículos de lujo. Hoy lo hacen para pagar la universidad y llevar comida a casa. Muchas han recurrido a la prostitución para mantener a sus familias”, confirma esta tendencia Juana Boreal, presidenta de Aprosex, la primera y única asociación de prostitutas en activo.
El colectivo lleva cinco meses funcionando en Cali, dando apoyo moral y luchando por los derechos de las prostitutas y la normalización del trabajo sexual. Durante este período, más de 30 universitarios los llamaron a consulta. “No estoy de acuerdo con la prostitución de una chica tan joven. Muchos de ellos ni siquiera saben lo que es un orgasmo. 20 años, aún no lo suficientemente maduro para trabajar en esto.”
Juana, nos contó sobre el último caso recibido esta semana: “Un señor pidió los servicios de una estudiante de 21 años para quedarse con él tres días, a cambio de mucho dinero. Le dijo que haría una transferencia bancaria después de que se hiciera el servicio. Nunca sucedió. La niña fue engañada y nos llamó para pedir ayuda. Juana ha trabajado como prostituta durante seis años y conoce los peligros que enfrentan los estudiantes debido a su falta de experiencia. "Cuando las alumnas tienen problemas, cuando las golpean, las violan o las drogan, nos llaman", dijo.
Solo en Cali, el número de mujeres que ejercen la prostitución aumentó en 2.216 el año pasado, según datos de la secretaria de salud.
Marcela, de 27 años, licenciada en relaciones internacionales. Dice «Trabajo como escort (acompañante) en fiestas. Espero volver a encontrar un trabajo más estable, es muy difícil salir de esto, además de ser una realidad, el fetiche universitario es una herramienta de marketing que utilizan los profesionales del sexo para captar clientes. La mayoría de los anuncios de Internet y los anuncios de periódicos y agencias suelen ser falsos. Señuelo para atraer clientes por eso decimos que somos universitarias, pero no lo somos”, dijo.
Algunas universitarias que acababan de iniciarse en la prostitución, estudiantes de verdad, no prostitutas. Ya sea por necesidad o para satisfacer su capricho. Como Lina, 24 años, caleña, estudiante de psicología en una universidad privada. Ha estado practicando durante un año. Amo mi trabajo y no quiero irme. Gano mucho dinero y tengo un horario flexible para poder asistir a clases”, dijo.
O la Bugueña Claudia, de 22 años, estudiante de derecho que ejerció la prostitución durante dos años. "Hace tres años vine a Cali sola, sin dinero, me matriculé en la universidad con lo pocos ahorros que tenía, trabajé como mesera, trabajé de barman en varios clubes nocturnos. Pero necesito más dinero. Tengo que pagar la matrícula, un apartamento, libros, comida y enviarle dinero a mi mamá. En la universidad conocí a una compañera de clase que trabajaba como prostituta y ganaba mucho dinero. Me armé de valor para anunciarme en la web”, cuenta Claudia, una morena de pelo rizado. No es guapa, pero la naturaleza le ha dado un cuerpo escultural. Gana más de $15.000.000 pesos al mes. "Cuando termine mi educación, voy a dejarlo todo...". Otro ejemplo de prostitución universitaria con necesidades muy diferentes a las de Claudia son las estudiantes de tercero de enfermería de un instituto universitario de Cali; Sara (21) y Mónica (24). Viven en un apartamento en Cali con otras dos prostitutas no estudiantes y brindaban servicios sexuales para mantener un estilo de vida de clase alta. Lo hicieron sin remordimientos. "Me acuesto con hombres para comprar ropa de marca", dice Mónica, que admite que el rato con ella es $600.000 pesos y si es una salida de fin de semana se puede ganar fácilmente $6.000.000 de pesos. La aspiración al lujo y ganar mucho dinero es el factor que las impulsa a dar el paso.
Sara, una morena de ojos color miel, cuanta que recibe más de 50 llamadas al día, de lunes a viernes, cobra $500.000 pesos por una sesión de una hora. Sara ha decidido convertirse en prostituta para vivir una vida independiente. El adjetivo puta no le molesta: "Si soy una puta pero mis padres no lo saben”, dice. Este fenómeno no pasa desapercibido en los corredores universitarios; si bien algunas de estas mujeres llevan una vida escolar aparentemente normal, los rumores corren desenfrenados en los pasillos; se supone que nadie sabe quiénes son, pero profesores y alumnos utilizan la relación entre la crisis y el auge de la prostitución para discutir dilemas morales en sus clases. Rosa María Garcés profesora de la Universidad ICESI, es consciente de ello: “La prostitución universitaria es un ejemplo más de cómo esta crisis atenta contra los derechos de las mujeres. Este es un gran fracaso. Es una crisis de valores. " Sin embargo, debido a la situación económica, no sólo las mujeres se dedican a la prostitución. También son muchos los universitarios que han recurrido a ella. Según ella, era para satisfacer los deseos sexuales de otros hombres. "Lo siento, a estos muchachos no les gustan los chicos, lo hacen porque tienen que ayudar a la familia. Muchos me llaman muy afligidos y me detallan lo que sucede, pero a nadie más, porque no se lo cuentan a nadie”, dijo Juana Boreal de Aprosex.
El caso de Héctor. Mallorquín de 23 años, estudiante de 4º de Economía, trabaja habitualmente con Maricela, de 18 años, estudiante de 2º de Empresariales. Ambos estudian en la misma Universidad y ofrecen sexo en pareja por $600.000 pesos la hora, mientras que los shows de sexo a la carta cuestan el doble. Además de Claudia, Héctor también trabaja con otros compañeros de la universidad. "Los clientes buscan chicas jóvenes, no profesionales entre los estudiantes universitarios", dice Héctor.
– ¿Se puede compaginar la prostitución con la vida universitaria?
-Sí. Solo vamos a la universidad para los cursos que necesitamos, nuestras materias favoritas o cuando tenemos exámenes que hacer. Los trabajos sexuales son solo nuestro compromiso para satisfacer nuestros caprichos y vivir una vida mejor.
- ¿Y cómo hacen con las notas?
- Yo (Héctor) no me he podido graduar, pero obtuve reconocimiento y popularidad. Además, ganamos más de $10.000.000 pesos al mes. Vale la pena... unos $2.500.000 de pesos por semana.
El auge de la prostitución entre jóvenes estudiantes no es exclusivo de Cali, en todo el país, los estudios publicados han mostrado un gran aumento en el número de estudiantes que venden sus cuerpos.
Lucina sigue preparándose para los exámenes finales, entre lecturas e investigaciones, la joven debe atender las llamadas de los clientes para que el billete siga ingresando y como siempre llegar a final de mes y poder estar al día con los gastos de la casa.