¿Sugar Baby o prostitución azucarada? en español
05 de mayo de 2025

¿Sugar Baby o prostitución encubierta?
Los conceptos de *Sugar Baby* y *Sugar Daddy* son muy antiguos, solo que antes recibían nombres más criollos: *"la amante", "el segundo frente", "el querindongo"* y, mucho más atrás en el tiempo, *"la mujer mantenida"*. Este tipo de relación consistía en un hombre en una posición económicamente ventajosa que podía cubrir los gastos de vida de una mujer a cambio de sus favores sexuales y, si era posible, su afecto. Un acuerdo limpio, cristalino y puro.
Con la llegada de los anglicismos *Sugar Baby* y *Sugar Daddy*, no solo cambió el nombre de los actores, sino que el juego se volvió más abierto y comercializable. Antes, estas relaciones surgían a escondidas en los pasillos de oficinas entre jefes y secretarias, en hospitales entre doctores y enfermeras, o en universidades entre profesores y alumnas. Era un juego de seducción y pasión que a veces rozaba el amor. El apoyo económico que el hombre brindaba a la mujer se daba con discreción, para no ofender o insultar a la dama en cuestión. *"Era un apoyo, no un pago"*, pensaba y se decía a sí misma.
Hoy, la heredera de esa amante del siglo XX es mucho más abierta y casual, y se ofrece a través de redes sociales, especialmente en plataformas diseñadas para encontrar parejas: *"Busco un caballero generoso que me ayude a pagar la universidad. Tengo 20 años, rostro bonito, ojos verdes y buen cuerpo. Solo para personas serias"*. Así, desde el principio, los términos de la relación quedan muy claros y establecidos.
En Europa y Estados Unidos, estas relaciones entre una chica joven y su *sugar daddy* pueden darse de manera más discreta, al estilo antiguo: poco a poco, el caballero mayor asume los gastos de vida de la *sugar baby*. El caballero, claro, aspira a la exclusividad, pues la relación a veces coquetea con el romance. El hombre o *sugar daddy* no siempre es casado. Sus características básicas son su edad madura y suficiente solvencia económica para brindarle a la *sugar baby* lo que ella no podría lograr por sí misma.
Hace tres años, una joven ucraniana conocida como Katia vendió su virginidad al mejor postor. Fue un acto público que generó mucha controversia y opiniones encontradas. ¿Era la chica una prostituta comercializando su sexo al mejor precio? Veamos: si la chica tenía 19 años y aún era virgen —en pleno siglo XXI—, ¿podemos acusarla de ser una meretriz? Socialmente hablando, ¿qué hubiera sido lo correcto? ¿Que la chica hubiera regalado su virginidad en una noche de borrachera a los 15 años, con cualquier idiota de su clase? Lejos de eso, la joven obtuvo una oferta de casi 800.000 euros, lo que le permitió garantizar sus estudios universitarios y viajar por el mundo, que era su deseo.
Más recientemente, la modelo de 19 años conocida como Giselle logró vender su *"flor inmaculada"* por tres millones de dólares. El ganador, un poderoso empresario de Abu Dhabi, le ofreció matrimonio a la modelo virginal, además de una renta mensual de 11.000 dólares. Un *sugar daddy* genuino.
Porque la relación entre la *sugar baby* y su *daddy* puede incluso llegar al matrimonio, y podría funcionar bien... mientras dure. Era lo que en el pasado se conocía como *matrimonio de conveniencia*. Pero, a la larga, ¿qué matrimonio no lo es?
En Estados Unidos y Europa existen plataformas de *Sugar Dating* donde chicas entre 18 y 30 años ofrecen su compañía a hombres mayores dispuestos a pagar por ello. El sexo no siempre está presente. Por acompañar a su *daddy* a cenar, estas chicas cobran hasta 50 dólares. Por un beso, hasta 20. El 63% de estas jóvenes son universitarias, quizá atraídas por el lema de estas páginas de Internet: *"Graduarse sin deudas"*.
En Colombia, México y Venezuela, la dinámica de la relación entre la *sugar baby* y su protector es mucho más cruda: una chica necesita apoyo económico y un caballero se lo ofrecerá a cambio de sus favores sexuales. La relación puede ser breve o duradera, y en ningún momento la chica se siente obligada a la exclusividad. Su compromiso es brindar placer sexual. Nada más. Este comportamiento, basado en el intercambio de sexo por dinero, la acerca mucho al concepto de *chica de compañía*, por no decir que en realidad es solo otra modalidad de las mujeres que se dedican a este oficio.
Los problemas y riesgos a los que se exponen estas jóvenes no son muy distintos a los que amenazan a una prepago. En principio es un acuerdo entre adultos, pero no olvidemos que cuando se hacen tratos entre personas con diferentes niveles de poder, básicamente hay una relación de chantaje. Y así, la parte débil puede verse envuelta en situaciones de acoso, maltrato físico o psicológico, amenazas, presión para hacer cosas que no desea, etc. Quien paga es quien manda. Y eso puede ser peor de lo que suena.
En Colombia esta modalidad se ha puesto muy de moda, especialmente en los departamentos de Tolima, Antioquia, Nariño y Córdoba. Un dato curioso es que los *sugar daddies* colombianos no suelen ser *"abuelitos"*, sino jóvenes exitosos entre 28 y 35 años, dispuestos a pagar bien por una compañía agradable.
En Bogotá, una *sugar baby* es básicamente una chica de catálogo con una clientela bastante exclusiva y selecta. Un tipo de *call girl* escondida bajo la fachada de un nombre más sofisticado: la *sugar baby*.